Russian scientists and the beginning of extracorporeal circulation.
Abstract
En 1922, la comunidad científica siguió de cerca las experiencias del destacado farmacólogo ruso Nikolai Kravkov en el "renacimiento" de los órganos animales y humanos. Dos años más tarde, los periódicos y revistas publicaron ampliamente las últimas investigaciones de Kravkov, presentadas durante una conferencia en Moscú. El público estaba fascinado por el hecho de que los dedos humanos muertos y secos podían "volver a la vida" e incluso hacer crecer sus uñas. Quizás la muerte del líder bolchevique Vladimir Lenin (21 de enero de 1924), quien había desencadenado una campaña nacional para su conmemoración e "inmortalización", amplió la fascinación pública por el trabajo de Kravkov. El furor sobre estas experiencias en la prensa pública fue alimentado por la repentina muerte de Kravkov a mediados de abril, pocas semanas después de su visita a Moscú.1
Las experiencias literarias y fisiológicas con cabezas cortadas se derivan de una atmósfera particular, el medio cultural de Rusia a mediados de la década de 1920, que al mismo tiempo estaba impregnada de una muerte omnipresente y grandes esperanzas para el futuro. La década de 1914 hasta el año 1923 en Rusia fue un reinado de muerte. Desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914, hasta mediados de la década de 1920, Rusia experimentó una catástrofe demográfica sin precedentes. Como resumen, en solo una década, murieron entre quince y veinte millones de personas de una población de 140 millones.
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